'La ciudad de los suspiros'

Un 2 de Enero -como hoy- de 1492, los Reyes Católicos recibieron de manos de Boabdil las llaves de la ciudad de Granada, completándose así, lo que posteriormente pasaría a denominarse, no sin polémica, Reconquista. Pero no es éste el asunto central de mi aserto. En la carretera de Motril, camino de su exilio, el rey nazarí quiso parar en un lugar situado entre Otura y Padul para contemplar, por última vez, la hermosa ciudad que abandonaba sin remisión; no pudo –tal vez no quiso- reprimir un hondo suspiro de pena. Ese lugar pasó a llamarse con el tiempo ‘Suspiro del Moro’ en recuerdo de tan lírico momento. Pero tampoco es ésta, como verán uestdes seguidamente, la cima de mis cavilaciones. A 19 Km de Granada en dirección a Almería y Murcia (prácticamente en sentido contrario del que tomaron el rey moro y su séquito) a la altura de Huétor-Santillán camino de Diezma, existe un prieto pinar entre dos crestas desafiantes cuya belleza obliga -más que induce- al que lo recorre a disfrutar de tan espléndido y panorámico paisaje. El punto más alto del camino que lo atraviesa, señalizado como ‘Puerto de la Mora’ (en la provincia de Granada lo moruno lo invade todo), estalla en mil reflejos verdes y ocres procedentes de pinos, hierba y rocas. Es éste lugar el motivo de mi afán y cuitas, pues, en mi insensatez, pretendo que lo renombren por este otro más proclive y cercano a mí: ‘Suspiro del Angel’, y esto es así por la tendencia que tengo a mirar atrás y suspirar, igual que el rey Chico de Granada, cuando me ausento de la ciudad camino de mi casa barcelonesa.

Fuente en el Puerto de la Mora.

Puerto de la Mora.