07 junio 2007

Confusos pero románticamente

Aparece hoy un artículo de David Miró en el -subvencionado- El Periódico. Remarco estas frases:
"Y primero de todo asumir la nueva realidad de un país donde no importa que haya un accidente de metro con 42 muertos a causa de una deficiente señalización (el Carmelo), no importa que un alcalde o un presidente de diputación estén imputados por diversos delitos de corrupción (el 3% o la infinidad de casos de corrupción que no enumero, pues ya lo hicieron otros en el Tívoli), no importa que los medios de comunicación públicos sean descaradamente manipulados (más o menos - más bien más que menos- igual que lo manipulados que están en Cataluña, incluídos los privados subvencionados) .../...A veces me han preguntado para qué sirve el nacionalismo. Pues justamente para que no pase lo de Valencia. En Catalunya eso que llamamos nacionalismo ha llevado aparejada una cierta visión romántica del paisaje y del territorio, que es un valor en sí mismo porque representa a la nación..."
El señor Miró está hablando de Valencia pero lo hace, en idéntica medida, de Cataluña; aunque él, absorto en su ombligo nacionalista, no parece darse cuenta.

Ese nacionalismo romántico del que habla comete los mismos errores que Miró denuncia y alguno añadido, más grave todavía: románticamente, eso sí, cercena derechos a los que no agachan la cerviz y no pasan por el aro que románticamente nos ponen por delante nacionalistas como él.

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Este chiste de Ferreres en -el subvencionadísimo- El Periódico, en su sección Animus Iocandi. Rastrero, Animus Miserabilis, sin más comentarios.

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Lugar: Barcelona, Spain