Dios y ley vieja.

Somos entes generadores de ideas, unos más productivos que otros, eso sí, pero al fin y a la postre todos hemos tenido alguna, por simple que sea, al cabo de nuestra existencia. El espectro de su calificación recorre toda la gradación de valores, desde muy buenas o excelentes (solidaridad) a muy malas o pésimas (nacionalismo).

En nuestro posicionamiento político, son las personas las que gozan de derechos - 1er. principio del 2º manifiesto de CdC -, mientras que las ideas y los territorios, no son personas sino producto de las personas y por ende no son ni inmutables ni infalibles.

Como todo principio o regla, tiene sus excepciones, precisamente las que la confirman, aquí tenemos una; La única Constitución vasca (derechos históricos) que es, involutiva, monolítica, inmutable e infalible.

Como no podía ser de otra manera: ¡ Dios y ley vieja !. Palabra de Ibarretxe... ¿O de Arana?.